10/7/07

El tunel




BASTARÁ decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona...

Esta es una manera genial de comenzar un libro autoria del escritor, pintor, psicologo y fisico argentino Ernesto Sabato. El protagonista es un pintor maniatico y obsesivo, quien se enamora de una espectadora suya en una exposicion de sus pinturas, el destino parece unirlos de manera casual, sin embargo puede existir una verdad aterradora en la historia de la cual hablare luego, el caso es que Maria esta casada con un ciego, es una mujer inteligente y atractiva que se pasea por los altos circulos socio-intelectuales de Buenos Aires, al fin Castel se involucra con ella y viven un romance violento y esquizofrenico, derivado de la locura y obsesion de Castel y de la sumision y los secretos de Maria, el la ama y la odia, quiere tenerla completa, detesta sus silencios y desapariciones, entonces su debilitada mente empieza a tramar historias dentro de si en las que Maria es participe de un engaño sin motivos, ¿que hacer? Pues el famoso pintor decide clavarle un cuchillo de carnicero en las entrañas. De nuevo me encuentro en la disyuntiva de narrar completamente la historia, pero mejor que el libro se describa a si mismo.


Aqui algunas frases del libro:

"...y aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general y de los lectores de estas páginas en particular, me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme. AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA..."


"Existió una persona que podría entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté. "


"Mi experiencia me ha enseñado que, por el contrario, la realidad casi nunca es simple y que cuando hay algo que parece extraordinariamente claro, una acción que al parecer obedece a una causa sencilla, casi siempre hay debajo móviles más complejos. Un ejemplo de todos los días: la gente que da limosnas; en general, se considera que es más generosa y mejor que la gente que no las da. Me permitiré tratar con el mayor desdén esta teoría simplista. Cualquiera sabe que no se resuelve el problema de un mendigo (de un mendigo auténtico) con un peso o un pedazo de pan: solamente se resuelve el problema psicológico del señor que compra así, por casi nada, su tranquilidad espiritual y su título de generoso. Júzguese hasta qué punto esa gente es mezquina cuando no se decide a gastar más de un peso por día para asegurar su tranquilidad espiritual y la idea reconfortante y vanidosa de su bondad. ¡Cuánta más pureza de espíritu y cuánto más valor se requiere para sobrellevar la existencia de la miseria humana sin esta hipócrita (y usuaria) operación!"


"El suicidio seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo, todo este absurdo universo se derrumba como un gigantesco simulacro, como si la solidez de sus rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de sus prisiones no fuera más que una fantasmagoría, sin más solidez que los rascacielos, acorazados, tanques y prisiones de una pesadilla.
La vida aparece a la luz de este razonamiento como una larga pesadilla, de la que sin embargo uno puede liberarse con la muerte, que sería, así, una especie de despertar. ¿Pero despertar a qué ? Esa irresolución de arrojarse a la nada absoluta y eterna me ha detenido en todos los proyectos de suicidio. A pesar de todo, el hombre tiene tanto apego a lo que existe, que prefiere finalmente soportar su imperfección y el dolor que causa su fealdad, antes que aniquilar la fantasmagoría con un acto de propia voluntad. Y suele resultar, también, que cuando hemos llegado hasta ese borde de la desesperación que precede al suicidio, por haber agotado el inventario de todo lo que es malo y haber llegado al punto en que el mal es insuperable, cualquier elemento bueno, por pequeño que sea, adquiere un desproporcionado valor, termina por hacerse decisivo y nos aferramos a él como nos agarraríamos desesperadamente de cualquier hierba ante el peligro de rodar en un abismo."

"—¿Qué vas a hacer, Juan Pablo?
Poniendo mi mano izquierda sobre sus cabellos, le respondí:
—Tengo que matarte, María. Me has dejado solo.
Entonces, llorando, le clavé el cuchillo en el pecho. Ella apretó las mandíbulas y cerró los ojos y cuando yo saqué el cuchillo chorreante de sangre, los abrió con esfuerzo y me miró con una mirada dolorosa y humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé muchas veces el cuchillo en su pecho y en su vientre.
Después salí nuevamente a la terraza y descendí con un gran ímpetu, como si el demonio ya estuviera para siempre en mi espíritu. Los relámpagos me mostraron, por última vez, un paisaje que nos había sido común. "


Este libro es perturbante, todos los dialogos son desafiantes para la manera comun de pensar, es obvio que el Pintor esta loco, lo cual nos lleva al autor del libro, he aprendido que la mas disparatada historia siempre tiene un germen de verdad y el mas extravangante personaje tiene un embrion del cual fue concebido, en fin, es un libro facil de leer, pero para complementar la sensacion extraña que te deja en la mente tienes que leer el libro llamado "Sobre Heroes y Tumbas" del mismo Sabato, aqui se discierne un poco acerca de la historia de Juan Pablo Castel y Maria Iribarne sin embrago es un libro dificil y mas perturbante aun, no apto para aficionados, en fin, lean El Tunel si son capacez, pero no solo una vez, busquen cada frase y cada dialogo, busquen los detalles de la locura de los personajes que pasa a ser parte de la misma locura del autor.

El libro no les cuesta mas de 100 varos y vale de verdad, el de Sobre Heroes y Tumbas esta mas cabron de conceguir y es mas caro pero si de verdad son capaces de entender y sufrir un libro no lo lean, es peligroso.

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