8/7/11

Don Porfirio

Desde hace un tiempo el gobierno no ha conseguido, despues de gestionar hasta el cansancio con el gobierno austriaco: "El penacho de Moctecuzoma" ¿Nos hara mejores mexicanos una dudosa corona de plumas de quetzal? Simple y sencillamente no, Moctecuzoma fue el primer meshica pocos huevos en ser famoso, sin embargo se ha dejado de lado a uno de los mas grandes benefactores del país, un mexicano que peleo por su nación y que la llevo a un progeso nunca visto y jamas repetido, un mexicano a quien acusan de tirano y a quien le atribuyen el haber sido derrotado falsamente por una revolución que nadie quiso y que solo engendro a la mayoria de los verdaderos dictadores que ahora nos gobiernan, hablo del unico e insigne mexicano Don Porfirio Diaz Mori. Digo que lo han dejado de lado debido a que perecio en el exilio, voluntario, en Paris, despues de abandonar el país al que le ofrendo su vida. Nunca nadie ha siquiera mencionado una minima intencion de recuperar sus restos para vanagloriarnos de un mexicano a quien de verdad vale ver como un ejemplo. Les dejo aqui una nota que me gusto de la pagina del pinche Bicentenario.

Un mausoleo de piedra gris en el cementerio parisino de Montparnasse resguarda los restos de Porfirio Día desde 1921. Si bien falleció el 2 de julio de 1915, durante seis años estuvo sepultado en la iglesia de Saint Honoré l’Eylau.


La modesta construcción funeraria muestra una cruz en su fachada, debajo de la cual, al centro, el águila mexicana parece sostener con sus garras un nombre sin grados militares, sin títulos y sin patria, donde se lee simple y llanamente “Porfirio Díaz”.

Aquella necrópolis le ha otorgado el reconocimiento que sus compatriotas le negaron. En el mapa del cementerio parisino su sepulcro está a la altura de las tumbas de los célebres Jean Paul Sartre y su amantísima Simone de Beauvoir, entre muchas otras personalidades de la historia universal.

La pertinaz lluvia de diciembre y el frío viento que sopla sobre la ciudad Luz, ensombrecen aún más el ambiente. Como una cruel paradoja, su devoción por la Virgen de la Soledad adquiere sentido en la soledad de su sepulcro, tan ajeno ciertamente, a los otros seres que descansan junto a él.

Hasta hace algún tiempo, una imagen de la patrona de Oaxaca y un puño de tierra de la vieja Antequera acompañaban los restos mortales de don Porfirio. Hoy han desaparecido; hacia el interior del mausoleo tan sólo se divisa una pequeña bandera mexicana, único vestigio de los orígenes de quien ahí yace.

¿Regresar a México? Parece difícil y quizá, por lo pronto, resulte inconveniente. El propio Porfirio Díaz se negaría a regresar al iniciarse el siglo XXI. Las pasiones desatadas a partir de la alternancia que llegó el 2 de julio del 2000 -curiosamente en su aniversario luctuoso-, el revanchismo político, la reinvención de la historia, la resurrección de los supuestos villanos, han desatado pasiones similares a las que vivió México cuando el presidente depuesto dejó el país en 1911.

Hoy más que nunca, continúan vigentes las últimas palabras de su renuncia: “Espero que calmadas las pasiones… un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado a mis compatriotas”. Sólo así, cuando la historia mexicana se reconcilie consigo misma, Porfirio Díaz regresará a su patria.