3/11/13

Peleas V



Hay, por desgracia, consecuencias en las lecturas que acostumbro. Siendo especifico hablo de locuras y anhelos presentes en los textos que atrapan. No puedo negar esa parte de mi que se siente aludida y empatica con los gloriosos y fatídicos personajes de las historias que me atraen. Por un lado la crudeza, de la derrota, la lucha, la enfermedad mental o las grandes e inasequibles empresas que como bestias aladas de iridiscentes colores me susurran a los oídos ideas geniales y terribles, ideas que darán forma de algún modo a algo que durara mucho mas que yo o mi descendencia. Palabras que me podrían condenar al infierno o llevarme por la puerta grande a la santidad universal.
Burlome entonces de mi: Valiente obrero de cadena consumista y capitalista con sueños de caballero andante.Aunque nunca he leído al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, supongo que los sueños de los locos se van heredando a través de los tiempos como la imagen de Melquiades frente a la ventana del laboratorio de alquimia de Arcadio Buendía. Y no se que hacer con los ecos de voces imperantes y profundas que hablan desde lo mas recóndito de mi ser.
Esto lo aclaro con relación a los sucesos que narro a continuación; pues habiendo dado un ultimo repaso al Club de La Pelea de Chuck Palahniuk, quede nuevamente absorbido por las portentosas ideas ahí plasmadas, no las voy a describir todas por supuesto, pero ese libro contiene palabras y frases que son un claro manifiesto contra el sistema enajenante en el que vivimos. El problema, of course, es tener los huevos para llevarlo a cabo, e hipoteticamente hablando, si existiera en este mundo alguien con ese arrojo es seguro que no estará perdiendo su tiempo escribiendo o leyendo estas sandeces. Todo es una cuestión de valentia, de dejar que el miedo sea un arma a favor, de abandonarse, de tocar fondo, pero siendo francos eso es algo que ni siquiera el protagonista del libro logra. En fin, hablando de mis propios miedos debo decir que gracias al libro me pareció buena idea pelear contra un par de pandilleros que únicamente me miraron feo, así como lo lees querido lector, y refiriendo situaciones pasadas, el miedo a pelear me había atenazado del cogote, la ultima vez que había peleado me dejaron listo para el hospital, y recuerdo mi embriaguez, la impotencia de mi fuerza adormecida por el alcohol, la frustración de recibir y recibir golpes sin poder regresar ninguno, nada digno de repetirse. Aclaro que no soy ninguna fiera, pero soy fuerte, lo se, pero soy estúpido, de todas la veces que he peleado doy fe de un estado primitivo en el que caigo en el momento exacto de empezar a repartir chingadazos. Solo recuerdo escenas perdidas como en una soberana borrachera, a veces gano, a veces pierdo, pero ese frio en el estomago que es la mezcla del pavor con la adrenalina, es llanamente un delicioso elixir que de manera escasa puedo disfrutar. Bien, regresando al hecho de que tenia miedo, y mucho, de perder los dientes, o un ojo, o de una patada que me dejara idiota e invalido, pero la lectura me hiso bullir la sangre de nuevo, hiso que mis puños se crisparan y se cerraran para sentir la fuerza de mis brazos, y el maravilloso hado me puso la oportunidad en bandeja que fue la despedida de soltero de mi mejor amigo (Vease Perro Gacho) ambientada en el restaurant de siempre más la oscuridad de la noche y de fondo la única calle decente de toda la pinche ciudad, ya no tenia miedo, tenia ansia, deseo, locura.
Me tundieron, resulta que estoy mas oxidado y lento de lo que pensaba, o recordaba. Toda esa fuerza ganada a pulso cargando piezas en una fundidora solo sirvió para recibir madrazos, que no dolieron, eso si, quería ser golpeado, quería que me arrancaran el miedo a chingadazos, sin coraje, sin odio. Bendito sea el infeliz que me brindo esos escasos minutos de adrenalina liberadora. Si, estoy loco, y esto es algo que no se le puede explicar a nadie, no es algo de lo que se pueda estar orgulloso, pero para ser franco lo disfrute: los golpes entrando de lleno en mi frente y mis pómulos, que se portaron bien, nada de moretones nada de sangre, solo el gusto de saber a mi contrincante golpeándome bien y bonito, para que terminara diciendo "Ya estuvo, ya estuvo" Y ver su sorpresa en el rostro jadeante cuando el maldito loco que tenia en frente (o sease mua) no se cansara y le dijera "¡¡¡Chingale perro!!!"
No fue fácil explicarle al Arnold lo sucedido, el se porto a la altura reventándole el hocico a chingadazos al acompañante de mi adversario, lo hice pelear otra vez, y vi su miedo a dejarse llevar por la sed de sangre y masacrar a su oponente por completo. De cualquier manera pero me lo debia, y joder, que divertida noche.

La dominguera madre de todas las chacharas

El hecho de no escribir me contamina, me siento de repente común y estúpido al pensar siquiera en escribir algo desde dentro para el recontrajodido Facebook, ¿hasta donde he caído?

Pero el hecho de releer las historias que de un modo significativo marcaron mi etapa adulta me pone de repente a las alturas de mis sueños, con sus claras consecuencias, los libros fueron:

-El club de la pelea.
-Un hilito de sangre
-El padrino
-Preguntale al polvo

Encontre una librería muy accesible en precios y vasta de contenido, asi que me fui sobre los primeros que llegaron a mi mente, tengo que confesar además que no he leído nada realmente significativo en los últimos 3 años, todo a sido un repetir de autores y obras que atesoro, no he buscado nada nuevo, y autores sobran, válgame dios que si, perdi de muchas maneras el tiempo leyendo series como las de Harry Potter, Cirque du freaks, Millenium (que esta mas o menos), y algunas novelas del autor de La Sombra del viento y esas madres. Sigo amarrado a Garcia Marquez, Sábato, Fante y el bastardito de Bukowski, entonces, ¿Qué hago?