5/6/07

Trainspotting


"Toma tu mejor orgasmo, multiplicalo por mil y ni asi estaras cerca de tener una puta idea de lo que es la heroina"


"Lo peor que te puede pasar es ser escoces pues los ingleses nos conquistaron, y hay que ser de verdad imbecil para que esos maricas nos hayan derrotado"



"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas electricos. Elige buena salud, colesterol bajo y seguro dental. Elige hipoteca a intervalos fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige preguntarte quien coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofa a ver teleconcursos que apendejan la mente y aplastan el espi­ritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagandote y meandote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñitos egoi­stas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida pero:
¿por que iba yo a
querer hacer algo asi­?
Yo elegi­ no elegir la vida:
elegi­ otra cosa.
¿Y las razones?
No hay razones.
¿Quien necesita razones
cuando tienes heroina?"






Una exelente pelicula, no apta para estomagos blandos.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Flores del ronco verano (V)

Al día siguiente, seguíamos chupando. La puta de Rosa Delia había dejado al licenciado. La Diabla y el Lic habían empezado desde hacía una semana. Ese fin de semana empezó en jueves y terminó en Puerto Vallarta. ¡A la siguiente semana!
Ese día empezó rudo: dos botellas de ron de marca dudosa ($30), otra de tequila (como a $200 el garrafón de cinco litros, del que rellenábamos las botellas para servir bebidas y lo cobrábamos como "Cazadores"), como unas diez caguamas ($150, a veces nos poníamos así de fresas), media botella de Kalhúa ($100), dos de rompope, una botella de whisky ($50) y dos garrafones de cuatro litros, a medios chiles, de vino California (peor que morderle a Dios un huevo en cuaresma). La cuenta, haganla ustedes. Con las sobras de toda esa masa libable, hicimos una mezcla homogénea, más o menos apetecible, pero seguramente embriagante; para lo cuál, fueron indispensables los garrafones de vino, lo último que quedaba en el envase familiar de "Coca" y unos jugos de toronja, sin caducar, por supuesto, ¡nunca caeríamos tan bajo como para beber algo caducado!... mejor borro esa última falacia.
De cualquier forma, nos hicimos de dos bombas (así llamamos a nuestra vomitiva creación) y partimos en el Cucamovil, un coche de carreras que le vendieron a Arturo y Arturo terminó dejándoselo al corralón. Era obvio que nos estrellaríamos, pero no en esa ocasión. De algún modo, manejé hasta Puerto Vallarta, con Arturo al lado, pateando el tablero como el borracho irracional que és. No llevábamos licencia de conducir ni papeles del carro, al pinche Cucamovil no le servían los limpia-parabrisas ni un faro, además de que nos faltaban las placas, porque a Arturo lo habían multado. Después de pasar la zona de Nuevo Vallarta nos dirigímos a un Oxxo para comprar unas chelas, un jabón y un desodorante, pues veríamos a su novia (¡Ah, chingao! ¿Esa gorda es tu novia?), en el exclusivo hotel para chochos en que se hospedaba. Llegamos puntuales a la cita, por supuesto, ya no traíamos varo y el coche no tenía más gasolina. Arturo cumplió con sus obligaciones y salió muy bañadito, fresco como una lechuga de supermercado, eso sí, con un billete de cien pesos. Me sacudí el cochambre salado y le dí un trago a una de las bombas. Esas madres eran simplemente vitales en aquel horno de playa, a las doce del día y crudo. Para cuando salí de bañarme, Arturo ya había ido por un six de Modelos, el cual nos chupamos en la terraza, haciendo el recuento del viaje.

Anónimo dijo...

* Fe de erratas:

El día empezó...