Sangre regada en la casa, en la estancia, ok, exagero, era tinta para madera, pero hay un Cristo roto, del brazo, el izquierdo, como yo, roto el brazo, roto del ojo, roto del alma, borracho tres días, hay mucho lugar en el cuerpo, no hay comida pero hay cervezas, no hay aire pero hay cigarros, no hay amigos pero hay cantinas, bueno, todo es casi lo mismo, el gas lo cerré hace más de un mes, el refri desconectado otro tanto, me salgo a morir a la calle, y está bien, bueno, yo estoy mal, pero todo bien.
Sangre es la que hace falta, no hay sangre, ojala fuera tinta, es alcohol, sangre por alcohol, bonito cambio, bonito idiota, en la bonita noche, con la bonita luna, y un bonito caguamon.
Yo no sé, nada, y si a mí no me importa, a vosotros menos, dejadme morir en paz, dejadme, solo, carajo, alejaos, tengo cáncer, lepra, neurosis, tifoidea, tosferina y peste negra, soy la pieza incorrecta del sistema perfecto.
Los días corren, las hojas del calendario las quito a puños, pero no se en que día me quede, se me murió una parte el 2 y otras 2 el 22.
Y que me traigan música, un acordeón triste, una trompeta ruin, un violín maldito y una guitarra negra, y que entierren mi cuerpo junto a la ventana que mi novia tiene mirando hacia afuera y a ella que le digan que por la mañana plante allá mismito, junto a esa ventana unas rosas húmedas para que mi tumba huela a primavera…
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