23/5/10

CHINGUE A SU MADRE EL EJERCITO MEXICANO

Rabia, impotencia, tristeza, decepción, coraje, saña, ira... Un poco de todo sintió mi padre el día sábado 22 del presente mes, ¿porque? En la mañana de ese dia, mientras almorzaban en su casa rural, escucharon ruidos en el patio, y si señores, era personal militar de nuestro otrora Honorable Ejercito Mexicano, cual seria su sorpresa al momento que consternados preguntaron el motivo de la intromisión en su hogar, los infelices respondieron que estaban buscando armas, ya que según su tecnología mal aprovechada habían detectado pólvora en el área especifica de la casa de mis padres, mi Papá se extraño y mi Mamá se asusto, pues si tenemos una, y no señor no esta registrada, ah, pues permitanmela para registrarla, y mi Madre se dirigió a por ella, una pistola de bajo calibre semiautomática, que según la ley esta permitido tener un arma de fuego en cualquier hogar mexicano siempre y cuando no sea de uso exclusivo del ejercito, pero la pistolita ya en poder de esos desgraciados no fue devuelta, escudándose en una actitud prepotente y amenazadora el militar se negó a devolverla y además no mostró ninguna orden de cateo ni mucho menos entrego recibo del arma. MALDITO SEA MÉXICO. Dicha historia fue repetida según rumores de hace mas de 6 meses en otras comunidades de la zona donde los infelices militares no solo se conformaron con las armas sino con dinero en efectivo y artículos de valor, ¿Hasta donde hemos llegado? Carajo, mi Padre, para evitar cualquier represalia tuvo que quedarse callado, él esta solo con mi Madre y mis dos hermanas, temió por ellas, se trago su rabia inmensa, y ahí quedo. Mi padre esta triste y decepcionado, incluso se declara partidario de cualquier grupo delictivo que coopere a vengar la afrenta sufrida a manos de quienes juraron preservar su seguridad y la de sus hijos, y lo entiendo, aunque yo personalmente le reproche su confianza, que antes estaba sustentada en la calma y camaraderia de una pacifica comunidad de provincia, donde no se han registrado hechos de sangre desde hace muchos años, pues la puerta del patio de su casa siempre esta abierta. ¿Acaso creyeron estos subdesarrollados con uniforme que la camioneta austera de carga modelo 1990 podría pertenecer a un capo del narco local? ¿Y que hacen con las armas, quien se las queda, a quien se las venden? Con historias de este tipo ya no se puede saber quienes son los buenos y quienes son los malos, tal vez el bien perdió la batalla hace mucho tiempo y quien esta apostado en los altos mandos es el mismísimo diablo del narcotrafico.

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