16/7/07

Ayer mate a alguien...


Llego un tipo bastante ebrio a provocarme, yo me rehuse por su estado etilico, pero empezo a golpearme, no recuerdo cuantos golpes me dio, pero era como si una roca me quisiera separar la cabeza del cuerpo, eran golpes de verdad contundentes, estaba a punto de caer sin sentido, tenia miedo, como nunca lo habia tenido, nadie me habia golpeado tan fuerte, pero de algun modo lo sostuve por debajo del hombro y lo tome del cuello y lo proyecte con lo ultimo que me quedaba de fuerzas contra una pared de tabiques sin enjarre, el golpe fue seco y definitivo, su cabeza trono como una nuez al reventarse, puso los ojos en blanco y se desvanecio sobre mi, lo alcanze a detener en su pesado camino al suelo, vi su craneo borboteando sangre caliente y espesa, cuagulos rojos manaban sin cesar de la herida, entonces si me dio miedo, yo siempre he dicho en que en una pelea o mueres o matas, pero en ese momento preferia haber muerto yo, su cuerpo empezo a convulsionarse y sus latidos eran cada vez mas debiles, por fin lanzo su postrer aliento, el sujeto era alto y de unos 40 años, ya no parecia para nada el infame que casi me mata a golpes, asi es el milagro de la muerte, cuando el espiritu se desvanece aparece la forma, y yo solo con su desgraciado e inerte cuerpo cargado, era pesadisimo, por fin se acerca un amigo mio, tambien borracho, a decirme que me lo habia cargado de verdad, y que habia dejado huerdfanos a sus hijos de escasos años de edad, de verdad quise morirme yo en su lugar, y mi amigo recogio el cuerpo que ahora media como 10 centimetros, trato de reanimarlo pero imposible y lo deposito desnudo en un contenedor con divisiones que eran unas tinas llenas de sangre, donde habia mas cadaveres, todo era macabro y yo estaba al borde del infarto, y mas fue mi sorpresa al ver a algunos de mis amigo en el mismo contenedor, parecian dormidos, en un sueño inocente en una tina de sangre. Quise gritar, quise correr, pero la adrenalina me habia abandonado, solo habia miedo y entonces...

Por fin desperte de tan escalofriante sueño, y me di cuenta, con sentimientos encontrados, que no sirvo para asesino a sueldo.

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