14/6/07

Derrotado


Derrota, mi derrota, mi aislamiento y mi soledad:
Para mí eres más valiosa que mil triunfos,
Y más dulce para mi corazón que toda la gloria del mundo.
Derrota, mi derrota, mi conocimiento de mi mismo y mi desafío.
Tú me has enseñado que soy joven aún y de pies ligeros
y a no dejarme engañar por laureles vanos.
Y en ti he encontrado la dicha de estar solo
Y la alegría de ser alejado y despreciado.
Derrota, mi derrota, mi fulgurante espada y mi escudo:
En tus ojos he leído que ser triunfador es ser esclavizado,
y que ser comprendido es ser derribado.
Y que ser derribado es llegar a la propia madurez
Y como un fruto maduro, caer y ser objeto de consumo.
Derrota, mi derrota, mi audaz compañera:
Oirás mis cantos, mis gritos y silencios,
y nadie mas que tú me hablará del batir de las alas.
De la impetuosidad de los mares.
Y de montañas que arden en la noche.
Y sólo tú escalarás mi inclinada y rocosa alma.
Derrota, mi derrota, mi valor indómito inmortal.
Tú y yo reiremos juntos con la tormenta.
Y juntos cavaremos tumbas para todo lo que muere en nosotros.
Y hemos de erguirnos al sol, como una sola voluntad.
Y seremos
peligrosos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aurea lira, de Balomenopaido(niño arrojadizo) y las de trenzas violaceas Musas, atestiguante posesión; a tí, oyendo el paso, de la peda comienzo, obedecen los caguamones cuando, agitada, imitas los quejidos de las orgiásticas mujeres. Duda con la que acompañamos nuestro canto, de poetas iletrados en el ser, mundo dejas para los que te repudian y a nosotros, la dura Derrota, la dulce, dulce Derrota. Me declaro derrotado, legión de los que aman, de los que sufren sin autorización de sus creencias, de los amargos maduros; derrotado por la lira del poeta que se arroja según su naturaleza, cautivo del niño sin cuello prominente -mi hermano-. Me inclino ante su canto más humano.

El poeta galerioso que se volvió
DeFequeño