5/8/10

Doña Evangelina

El digerir el trago amargo ayuda un poco, y esto que voy a decir se lo debo a la autora de los dias del autor de los mios, mi Abuelita, Doña Eva, caracter muy recio, violenta, alegre, generosa y la verdad sea dicha, mitomana en los años que la conoci. Como nadie, no fui el mejor nieto, pero se que hice mucho por ella el dia de su muerte, por azares del destino fallecio en mi primer semana de vacaciones, un domingo soleado de agosto, al medio dia, yo me prometi visitarla en su lecho esa ansiada semana libre, carajo, agonizo por una neuropatia diabetica durante mas de dos meses, en que su caracter activo y diligente se fio forzado por la debilidad de su carne, ay mi Abue, dijeron que su ultima noche tuvo hambre, a mi padre le dolio mucho este ultimo chiste grotesco del destino. "Ella, la mujer mas generosa y desprendida, tuvo hambre el dia de su muerte"

Yo no supe consolarlo a el, ni a nadie, tuve que darle la noticia a una tia, tuve que tragarme mi llanto, que se desato al ver su cuerpo en una camilla y cubierto de azul, la bese y la abrace por ultima vez, se que me quiso mucho, y yo tambien, como no hacerlo, tantos años ayudandola en su tienda, y decia "mijo tiene buena mano, llega el y llega la gente y mira como acomoda todo"

De eso no hay mas que recuerdos, una tienda vacia y su cama vacia, el lecho que compartio con mi abuelo tantas decadas, su habitacion siempre obscura, en la que dormia despierta, pues escuchaba todo lo que acontecia en el rancho a cualquier hora de la noche, era muy extraño, pero cierto, tan cierto y enorme como el cariño que le teniamos, el que le guardamos y que a veces le negamos, carajo, Abue, usted sabe, yo la quise mucho y lo vio en su ultimo gran dia, el dia que por fin su humanidad maltrecha la dejo descansar, yo limpie, acomode, servi de todo, atendi a la gente, rece muchos rosarios, y sabe que no me gusta, le hice guardia, a lado de su ultimo mueble de lujo, y usted estaba enojada, su gesto la delato, ya que a pesar de que se hizo lo que pidio, su cara maquillada, el vestido que eligio, el ataud abierto, y comida a los dolientes, la verdad se hizo un desmadre, y se que por eso no estaba contenta, hacia falta ahi su mano diligente Abue, pero ni modo, el mariachi canto, las lagrimas corrieron y las flores se secaron pero usted Doña Eva, todavia nos duele.

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