12/12/09

Un cuento de navidad robado

Recordando idioteces, al remitir el encuentro con un antiguo amigo, llego a una para escribirse en hojas doradas.

Una navidad, hace 3 años, paseaba con el susodicho por el centro histórico de mi ciudad natal acompañados también del Pollorex y su abuelita en turno: la Merri. Andábamos de permiso del manicomio. La platica era la normal entre un tercio de anormales, Merri no contaba, se expresaba con señas para dialogar, es gringa. Para entonces nos llamo la atención el malecho árbol de navidad del municipio, seguro que Santa Clos se revolco en su tumba con semejante porquería navideña, pero las esferas eran otra cosa, eran unos cojines muy vistosos y brillantes, las observe como se hacerlo un piromaniaco frente a una hoguera, carajo, eran geniales y accesibles.

Maringni no dijo nada, supo cual era mi intención de inmediato, revise alrededor para cerciorarme de la ausencia de polecias y como suele pasar no había ninguno, me salte la valla y arranque una, grande y esponjosita, y los inste a alejarnos de prisa.

Muy obediente M me acompaño, pero el Pajarraco y su señora nos abandonaron, muy loco muy bravo pero muy joto, aunque no se lo reprocho, pues se de su mala suerte y peores experiencias en cuanto a autoridades se refiere.

Y como suele suceder, un polecia salio de la nada (o de una alcantarilla) y a lo lejos nos grito y nos llamo haciendo señas.

"Correle cabron"

Y como suele suceder corrimos como endemoniados, viramos en un portal, yo arroje el cojincito al carajo, primero la libertad, y sin cuerpo no hay delito.

Iluminados corrimos al Iberic Cofi, y nos refugiamos agitados en las mesas de la planta alta, pedimos los acostumbrados americanos y nos sentamos jadeantes. Nos sentimos salvados por un momento, pero al minuto llego el mismo polecia, cojin-esfera en mano, al cafe, lo observamos nerviosos y exitados.

¿Y ahora?

Pregunto por nosotros y subio.

-ustedes, vengan paraca-dijo-igual de nervioso que nosotros.

Silencio

Danihell: (volteando a verlo por encima del hombro)"¿lo conoces?"
Marigni: (viendome como si nada) "yo no..."
Polecia: (mirada triste y preocupada, con ira y miedo en la voz) "¿no van a venir?... orale pues..." (se retira)

Como suele suceder la justicia no esta a la altura del hampa, un probe y onrado polecia contra dos cabrones con cara maniaticos, el señor justicia no llevaba refuerzos y, no mames, ni radio para pedirlos.

Cancelamos el pedido y nos largamos en chinga , y no mames de nuevo, el poli estaba en un telefono publico marcando seguramente al 666 para solicitar ayuda.

ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...ring...

Ahi el pobre, con su cojin en la mano, y el auricular en la otra, seguro que se sintio pendejo y maldijo al Karma.

Y como suele suceder los malos huyeron.

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