5/11/07

A veces angel, a veces demonio, pero siempre Yo.

Has sentido unas ganas incontrolables de reir cuando alguien resbala y cae al suelo?

O experimentas cierto agrado cuando a alguien a quien detestas sufre una desgracia?
Que claro justificas con tu mojigatez al creer que fue un castigo divino.

O sientes el apenas controlable deseo de destrozar a balazos, o cuchilladas a esa persona odiada?

Algunas has querido desaparecer a un niño que no para de llorar (no importa que sea tu primo o tu hijo)

Me refiero a hacer algo que los estandares de moralidad califican como un acto de maldad.

Por supuesto que lo has sentido, hay quien dice que la concepcion del bien y el mal, El Cielo y El Infierno, el Dios y el Diablo, es un concepto interior, concerniente a la capacidad de dañar o ayudar a aguien, dicha caracteristica se encuentra arraigada en menor o mayor proporcion en cada uno de nosotros como seres humanos, y va desde el regocigo interno tan sutil de ver como una persona quien resulta desagradable a simple vista a va corriendo tras un autobus en el cual viajas y no dices una sola palabra al chofer que no lo ha visto para que se detenga, no es solamente apatia, sino maldad, o yendo a un extremo, quien obedeciendo esa rabia interna se arma de valor y pierde el sentido y se decide a llenar de plomazos a Juan Cabron que segun, el homicida, lo ha molestado desde siempre. Hay centenares de casos distintos, y la sociedad cada vez se acerca a una probablemente dañina liberacion y aceptacion de estos sentimientos, como lo vemos en la proliferacion de programas de accidentes, donde la mayoria no para de reir ante una caida por demas estupida, sin importar el daño que haya sufrido el protagonista de esta, no digo que sea malo, solo es natural, yo he sentido el gusto del dolor de mi contricante en una pelea, el gusto secreto de que a alguien que detesto sufra algun reves del destino, o las ganas de machetearle la cabeza al famoso Juan Cabron, o el gusto de ver como sufre alguien por un problema que cause o no solucione a proposito, pero lo importante no es que tan malo o bueno eres, sino que tanto te aceptas como tal.

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